jueves, 16 de junio de 2011

Capítulo 3

[...]
-¡NI SE TE OCURRA!
esas fueron las palabras de Cata al contarle que esta noche había "quedado" con Gio.
-¿estás mal de la cabeza? no vayas, te enredará para que te quedes allí con él, y si así ocurre, estás perdida.
¿cómo decirle que por lo único que estaba realmente perdida era por sus huesos?
-no te preocupes, solo quiero mi pañuelo, le tengo mucho aprecio y es lo único que me queda de mi padre...
-Más te vale que así sea, te lo digo completamente en serio Nacelín, si quieres tener más amigas en este instituto, déjate de tonterías con ese italiano .
-Vale... Oye, ya mañana en la escuela hablamos, que voy a cenar y después ya sabes.. ¡Ciao Catalina!
-¡CATA!; Ciao Nacelín.
Seguidamente colgó, era de esperar, siempre cuelga con la última palabra, para variar un poco de ella. Ahora solo debía convencer a mi madre, tampoco creo que fuera difícil .
-Mamá... después de cenar tengo que ir a casa de Catalina a recoger unos apuntes...
-¿Apuntes? llevas un día de clase, ¿Qué apuntes tienes que tomar? 
-Pues... ¡Oh no! código rojo, código rojo. Tenía que hacer uso de mi imaginación, ¡RÁPIDO! pues eso mamá, unos apuntes de francés del curso pasado, que Don Pedro va a hacer un examen de evaluación inicial y eso..
-Ah! entonces no te preocupes, después de cenar sales pitando para casa de Carolina y listo.
-Mamá, se llama Cata, CATALINA .
-Bueno, da igual, como sea, tu consigue los apuntes y listo .
Mi madre, y su gran memoria, como siempre. Pero no había tiempo que perder, era el momento de salir de casa y me sentía realmente culpable por haber engañado a mi madre pero tenía que recuperar ese pañuelo, como fuera. Así que, eché a correr todo lo rápido al callejón que había tras el colegio, cuatro jodidas manzanas, menos mal que esta ciudad es pequeña hostias. Y al llegar, lo encontré allí, sentado con su Nokia 5800 en las manos y mi pañuelo en la muñeca.
-Mi pañuelo.
-Ui hija, que borde por favor. 
-Que me des mi pañuelo.
-¿Qué tal si te lo cambio por un beso...?
-¿Qué tal por una hostia imbécil? Dame mi pañuelo .
-Bueno, tranquila, todavía no me has dicho ni como te llamas, un poco de educación ¿no? Yo soy Giovani, para los amigos Gio, un piacere di conoscerla. Y seguidamente una estúpida sonrisa, será imbécil... Tan imbécil que, creo que incluso me empieza a gustar.
-Yo soy Nacelline, pero todo el mundo me llama Nacelín .
-Bonito nombre Nacelline, ¿es italiano?
-Sí, pero solo por capricho, no creas que tengo raíces ni nada de eso eh...
-Ah, pues me encanta, Nacelline. En fin, toma tu pañuelo... Estiró el brazo para darme el pañuelo, yo hice lo mismo y justo en ese momento el bruscamente me agarró del brazo y me empujó contra él. ¿Qué pasa? ¿Ya te quieres ir? ¿No te vas a quedar un poco más aquí? 
-Si es contigo no, y suéltame, no quiero ni que me toques. 
-Ah ¿no? y si ahora, ¿hago esto? Dijo mientras me agarraba de la cintura, estaba lo más posiblemente pegada a el, no podía huir, aunque realmente, tampoco quería.
-Como no me sueltes, gritaré. 
-Está bien Nacelín...
 Entonces poco a poco empezó a soltarme y cuando ya noté que estaba libre, le solté un buen tortazo. Se lo merecía ¿O no? entonces él veloz como una gacela, se me acercó y me besó. ¿Cómo había ocurrido esto? o como dice ahora mucha gente, ¿What's the fuck? Intenté levantar la mano para apartarlo de mi, pero él estuvo mucho más rápido y me cogió de la mano velozmente. Realmente no me pude resistir a ese encantador beso, en fin, era italiano y yo en parte, también, dos polos destinados a unirse. Y así continuó ese beso, seguido de otro más, y sonrisas que se colaban entre los besos, y manos que se acariciaban durante aquellos...
Hasta que de repente, mi móvil empezó a sonar I'm yours- Jason  Mraz. Nunca le había tenido tanto desprecio a Jason Mraz ; era mi madre, me dijo que fuera corriendo a casa que estaba muy preocupada, finalmente le di un último beso y eché a correr mientras escuchaba por detrás una voz que decía Ciao Bella .

miércoles, 15 de junio de 2011

Capítulo 2.

al terminar la clase de matemáticas, bajamos al recreo, yo me siento en uno de los bancos de allí y en menos de dos minutos tengo a trece chicas mal humoradas, furiosas y enrabietadas pidiéndome explicaciones y diciéndome cosas sobre Giovani inimaginables, a mi no me interesaba nada de lo que me contaban, yo solo quería hablar con él y que me llevara corriendo y sin nadie más a lugares escondidos, lugares peligrosos, lugares maravillosos e increíbles en los que poder vivir miles de aventuras. Entonces, una mano amiga me liberó de aquel corrillo de la muerte y me llevó a unas escaleras que estaban completamente aisladas y vacías. Era Cata;
-No te preocupes por todas esas carroñeras, están todas coladitas por Gio así que no te recomiendo que intentes acercarte a el, acabarás mal.
-Eh...pero esqu...-antes de que terminara mi frase, Cata consiguió interrumpirme.
-Esque ¡ nada !, mira, te lo digo por experiencia, cuanto más te acerques a ese repetidor, más problemas tendrás, las chicas se piensan que soy una empollona del tres al cuarto pero eso no es así.- dijo mientras se quitaba las gafas y se soltaba la coleta, lo que me mostraba que realmente podría llegar a enamorar a cualquier chico que ella se propusiera.-mírame, aquí donde me ves, yo también tuve un pasado amoroso, pero ahora, está enterrado,y que bien vivo. Ni lo intentes, él es un niñato que pasa su vida saltándose clases y cada vez que hay que afrontar un problema, huye corriendo a su país de fantasía e ilusión; pero bueno Nacelín, si es lo que a ti te gusta, allá tu...
-Pero, si yo nunca e dicho que me interese él... además, ¿tú como sabes todo esto?

PIIIIIIIIIIII 


Era la hora de volver a clase y Gio había vuelto a desaparecer, ¿sería verdad todo lo que decían Cata y las demás? pero, si era verdad, ¿porque todas estaban enamoradas de él? de sus ojos café, de su dulce sonrisa, de ese carácter indomable, esa forma de vivir la vida... no, no podía ser, yo no estaba por él, si lo acababa de conocer, ¡ pero que digo ! ¡ si no lo conozco ! no me puedo enamorar de alguien que no conozco... ¿o tal vez si?
Ahora nos toca Ciencias, al contrario que matemáticas, me encanta todo lo relacionado con ciencias, me parece una asignatura super interesante y entretenida pero no conseguía sacarme de la cabeza lo que me había dicho Cata, así que, le lancé una notita, el profesor la pilló, me echó a la calle y me puso un parte.
Al salir enfadada de clase me encontré con Gio, entonces, entablé con él la conversación que cambiaría mi vida para siempre, aunque yo eso no lo sabía...
-Hola chica. ¿te acuerdas de mi?
-Déjame en paz gilipollas.
-¿Estas segura de lo que dices? ¿Quieres que te deje en paz?
-Si, estoy segura.
-Pues eso no es lo que parece.
-¿De qué coño vas chaval?
-¿Cómo que de qué voy? ¿Es que no ves quien soy?
-Si, veo que eres un italiano subnormal y sin respeto .
-Vale... ¿Te apetecería quedar esta noche?
-tú que estás, ¿mal de la cabeza? niño, DE-JA-ME  EN PAZ ; P-A-Z.
En verdad yo estaba muriendo por esas seductoras palabras pero lo que me había dicho Cata...
-Bueno, pues como parece que tu no quieres venir por tu propia voluntad, tendré que hacerte venir yo; te espero a las 11 en el callejón de la esquina .   Entonces me quitó mi precioso pañuelo blanco con puntitos rosas de Stradivarius y echó a correr, justo en ese mismo instante salió Don Guillermo, y me dijo que volviera a entrar, yo entré con pena viendo como el cada vez se hacía más pequeño y mi pañuelo al viento se iba con él. ¿Qué otro remedio para recuperar mi pañuelo sino ir? 

Capítulo 1.

Acababa de llegar, de la gran capital, la sede de todos los grandes eventos, el centro.Y ahora me encontraba en una "ciudad" que era, mas o menos, igual de grande que mi barriada, realmente era deprimente. Cuando llegamos, entré en mi nueva habitación, me tumbé observando la ventana mientras diluviaba y así, hasta las 3:46 de la mañana que mis ojos decidieron cerrase y descansar.
-¡Nacelín despierta! 
-¿Que pasa mamá?
-¡Corre! son las 7, llegarás tarde .

Salté de la cama, corrí a la ducha, cogí mi móvil y con la tostada en la boca abrí la puerta para poder llegar a mi primer día de instituto. 
Al observar la calle casi vacía. decidí preguntar a un señor que ocurría, no veo normal que a estas horas de la mañana (7:53) la calle esté abandonada. 

-Disculpe señor, ¿usted sabe que está ocurriendo? ¿por qué los niños no se apresuran para ir al instituto? llegarán tarde ¿no?
-No querida, es que, aquí entramos a las 8:30 a los institutos, y a los colegios a las 9. ¿tu eres nueva verdad?
-Si señor...- respondí con un tremendo bochorno-
-¡ja ja ja ! no te preocupes querida, ven, te invitaré a desayunar .
Me llevó a lo que, se suponía era la mejor cafetería del lugar, me invitó a un Cola-cao y unos churros, el se tomó un café con leche. Estuvimos hablando bastante tiempo, la verdad, tanto que, cuando vine a darme cuenta, eran las 8:23 . ¡ Llegaba tarde ! Le agradecí al caballero (llamado Fernando) que me invitara, le di dos besos y salí corriendo. En esto que, no mucho más lejos de pasar la llamada plaza de las flores, en uno de sus cruces, choqué con un chico, no mucho mayor que yo, con unos ojos color café y una sonrisa que encandilaba corazones por donde pasaba. Habría también que comentar que al chocar, caí al suelo, y mi archivador calló al suelo. Él muy amable, recogió mis papeles, los metió en el archivador como pudo, y echó a correr, al igual que hice yo. De camino a clase, solo podía pensar en tropezarme de nuevo con él, y por mi mente circulaban preguntas como, ¿volvería a verle? ¿ donde estudiará ?, ¿ cuál podría ser su nombre ?... 
Las 8:36, al fin, llego al instituto, y después de mucho buscar, la encuentro, mi clase 2ºD. Nunca había estado tan feliz de entrar en una clase. Toque a la puerta, y nadie contestó, volví a tocar, como tres o cuatro veces, a la quinta, un hombre más bien bajito, con ciertas entradas y con cara de pocos amigos me abrió la puerta, "bien Nacelín, ¡BIEN!" dije para mi misma; por lo visto, ese pequeño hombrecillo era mi profesor de francés, el que, me amargaría la existencia en el instituto hasta el fin de los tiempos. Desgraciadamente, me hizo presentarme ante toda la clase, pero al parecer, nadie prestaba mucha atención. Por lo visto, todos eran unos chicos muy aplicados, todos asistieron a clase, y tomaban nota de todo lo que decía el profesor, ¿todos?, no, no todos, en la última fila, en una de las esquinas quedaba un sitio vacío, sinceramente, me intrigaba muchísimo quien ocuparía ese sitio, y por mi rubia cabecilla seguían rondando preguntas hacia aquel chaval que me cruzó. Al terminar la clase (la media hora más extensa de mi vida) todos se levantaron a la par, y yo, decidí hacer lo mismo, el profesor preguntó a la chica que había delante mio:

-Cata, ¿quién ha faltado a mi maravillosa clase de francés esta linda mañana de septiembre?
- Pascal, don Pedro.
-¿Pascal? ¿Quién es ese? ¿O esa?
La gran mayoría de la clase empezó a reír y hacer comentarios bajos entre ellos...
-¡SILENCIO!; Cata, por favor, aclárame la mete, ¿Quién es ese individuo?
- Se trata de Giovani señor,Giovani Pascal Grugni, el otro día le expulsó usted de clase...
-¡Ah! ¿Ese italiano mal educado sin respeto por nada ni nadie? que falte, tampoco es imprescindible su presencia entre nosotros.  Señorita Nacelín, no le recomiendo que se acerque a él, es la manzana podrida, solo le traerá problemas. ¿entiende?
-Si don pedro...

Don Pedro apuntó en el parte de asistencia que había faltado aquel chico, sinceramente, estaba perpleja, ¿Quién sería ese tal Giovani? . En verdad, yo soy una gran aficionada de las emociones fuertes, el riesgo y el peligro así que, estaba deseando conocerle.
Empezamos la segunda clase, Matemáticas, odio las matemáticas, se me dan realmente mal y necesito que los profesores sean realmente claros y concisos, si no, no consigo pillar ningún concepto. A los diez minutos de empezar la clase, pegaron a la puerta... No podía ser cierto, era él, el chico con el que me crucé esta mañana, todos empezaron a aplaudir y a gritar cosas como: ¡Gio maquina! ¡Campeón! ¡Eres el amo tio!, pero yo estaba tan asombrada que ni siquiera podía moverme de mi silla, él, entró, me sonrió y se dirigió a su sitio. 
Cuando las chicas observaron que el me sonreía, parecía que me quisieran comer, pero yo feliz como nadie, decidí aguantar la sonrisa y atender; mientras ellas se carcomían la cabeza mirándonos a "Gio" y a mi, al parecer, esta ciudad no estaba tan mal...