miércoles, 15 de junio de 2011

Capítulo 1.

Acababa de llegar, de la gran capital, la sede de todos los grandes eventos, el centro.Y ahora me encontraba en una "ciudad" que era, mas o menos, igual de grande que mi barriada, realmente era deprimente. Cuando llegamos, entré en mi nueva habitación, me tumbé observando la ventana mientras diluviaba y así, hasta las 3:46 de la mañana que mis ojos decidieron cerrase y descansar.
-¡Nacelín despierta! 
-¿Que pasa mamá?
-¡Corre! son las 7, llegarás tarde .

Salté de la cama, corrí a la ducha, cogí mi móvil y con la tostada en la boca abrí la puerta para poder llegar a mi primer día de instituto. 
Al observar la calle casi vacía. decidí preguntar a un señor que ocurría, no veo normal que a estas horas de la mañana (7:53) la calle esté abandonada. 

-Disculpe señor, ¿usted sabe que está ocurriendo? ¿por qué los niños no se apresuran para ir al instituto? llegarán tarde ¿no?
-No querida, es que, aquí entramos a las 8:30 a los institutos, y a los colegios a las 9. ¿tu eres nueva verdad?
-Si señor...- respondí con un tremendo bochorno-
-¡ja ja ja ! no te preocupes querida, ven, te invitaré a desayunar .
Me llevó a lo que, se suponía era la mejor cafetería del lugar, me invitó a un Cola-cao y unos churros, el se tomó un café con leche. Estuvimos hablando bastante tiempo, la verdad, tanto que, cuando vine a darme cuenta, eran las 8:23 . ¡ Llegaba tarde ! Le agradecí al caballero (llamado Fernando) que me invitara, le di dos besos y salí corriendo. En esto que, no mucho más lejos de pasar la llamada plaza de las flores, en uno de sus cruces, choqué con un chico, no mucho mayor que yo, con unos ojos color café y una sonrisa que encandilaba corazones por donde pasaba. Habría también que comentar que al chocar, caí al suelo, y mi archivador calló al suelo. Él muy amable, recogió mis papeles, los metió en el archivador como pudo, y echó a correr, al igual que hice yo. De camino a clase, solo podía pensar en tropezarme de nuevo con él, y por mi mente circulaban preguntas como, ¿volvería a verle? ¿ donde estudiará ?, ¿ cuál podría ser su nombre ?... 
Las 8:36, al fin, llego al instituto, y después de mucho buscar, la encuentro, mi clase 2ºD. Nunca había estado tan feliz de entrar en una clase. Toque a la puerta, y nadie contestó, volví a tocar, como tres o cuatro veces, a la quinta, un hombre más bien bajito, con ciertas entradas y con cara de pocos amigos me abrió la puerta, "bien Nacelín, ¡BIEN!" dije para mi misma; por lo visto, ese pequeño hombrecillo era mi profesor de francés, el que, me amargaría la existencia en el instituto hasta el fin de los tiempos. Desgraciadamente, me hizo presentarme ante toda la clase, pero al parecer, nadie prestaba mucha atención. Por lo visto, todos eran unos chicos muy aplicados, todos asistieron a clase, y tomaban nota de todo lo que decía el profesor, ¿todos?, no, no todos, en la última fila, en una de las esquinas quedaba un sitio vacío, sinceramente, me intrigaba muchísimo quien ocuparía ese sitio, y por mi rubia cabecilla seguían rondando preguntas hacia aquel chaval que me cruzó. Al terminar la clase (la media hora más extensa de mi vida) todos se levantaron a la par, y yo, decidí hacer lo mismo, el profesor preguntó a la chica que había delante mio:

-Cata, ¿quién ha faltado a mi maravillosa clase de francés esta linda mañana de septiembre?
- Pascal, don Pedro.
-¿Pascal? ¿Quién es ese? ¿O esa?
La gran mayoría de la clase empezó a reír y hacer comentarios bajos entre ellos...
-¡SILENCIO!; Cata, por favor, aclárame la mete, ¿Quién es ese individuo?
- Se trata de Giovani señor,Giovani Pascal Grugni, el otro día le expulsó usted de clase...
-¡Ah! ¿Ese italiano mal educado sin respeto por nada ni nadie? que falte, tampoco es imprescindible su presencia entre nosotros.  Señorita Nacelín, no le recomiendo que se acerque a él, es la manzana podrida, solo le traerá problemas. ¿entiende?
-Si don pedro...

Don Pedro apuntó en el parte de asistencia que había faltado aquel chico, sinceramente, estaba perpleja, ¿Quién sería ese tal Giovani? . En verdad, yo soy una gran aficionada de las emociones fuertes, el riesgo y el peligro así que, estaba deseando conocerle.
Empezamos la segunda clase, Matemáticas, odio las matemáticas, se me dan realmente mal y necesito que los profesores sean realmente claros y concisos, si no, no consigo pillar ningún concepto. A los diez minutos de empezar la clase, pegaron a la puerta... No podía ser cierto, era él, el chico con el que me crucé esta mañana, todos empezaron a aplaudir y a gritar cosas como: ¡Gio maquina! ¡Campeón! ¡Eres el amo tio!, pero yo estaba tan asombrada que ni siquiera podía moverme de mi silla, él, entró, me sonrió y se dirigió a su sitio. 
Cuando las chicas observaron que el me sonreía, parecía que me quisieran comer, pero yo feliz como nadie, decidí aguantar la sonrisa y atender; mientras ellas se carcomían la cabeza mirándonos a "Gio" y a mi, al parecer, esta ciudad no estaba tan mal...

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